Cuando hablamos de bizcochos, siempre pensamos en bizcochos dulces, bizcochos de esos con los que preparamos deliciosos desayunos o riquísimas meriendas.
Pero, ¿por qué no probar con un bizcocho salado? Resultará sorprendente.
Abierto a un sinfín de posibilidades en cuanto a ingredientes, desde queso rallado de cualquier tipo, a jamón york, aceitunas (rellenas o no), pechuga de pavo, tomates secos, calabacín,…, como siempre, siguiendo nuestros gustos y preferencias.
Muy sencillo de preparar, nos quedará suave y esponjoso si no batimos la masa en exceso.
Ingredientes
200 gramos de harina
1 sobre de levadura
100 ml de leche
100 ml de aceite
3 huevos
100 gramos de aceitunas negras sin hueso
1 loncha de jamón york de 1 cm de grosor (aprox.)
Media cucharadita de sal
1 cucharadita de pimienta negra
Media cucharadita de tomillo
Queso rallado
Elaboración
Comenzamos batiendo en una fuente los huevos hasta que aparezca esa espuma que nos va a indicar que están batidos en el punto justo.
A continuación, añadimos la leche y el aceite y seguimos batiendo hasta que los tres ingredientes estén bien integrados.
Toca el turno de sumar la harina, la levadura, la sal, el tomillo y la pimienta.
Mezclamos todo muy bien comprobando que no queda ningún grumo y reservamos.
Pasamos a partir en trozos pequeños las aceitunas y en cuadraditos el jamón york.
Ponemos el horno a precalentar a 180 grados.
Mientras el horno alcanza la temperatura adecuada, forramos un molde con papel de horno y vertemos sobre él la mitad de la masa que preparamos.
Ahora colocamos los trozos de aceitunas y jamón york y, finalmente, vertemos sobre ellos el resto de la masa.
Antes de meter el molde al horno, espolvoreamos con el queso rallado.
Introducimos el molde en el horno y lo mantenemos unos 30-35 minutos y comprobamos si ya está en su punto, si no fuera así, lo dejamos otros 5-10 minutos más.
Podemos comer este bizcocho tanto templado como frío por lo que puede ser una buena alternativa para llevar al trabajo, a una caminata, de picnic,…
¡Buen provecho!
YMI