El pasado jueves, el Consejo Regulador del Botillo llevó a cabo la primera cata comentada del producto estrella de El Bierzo en el Hotel Rural De Floriana de Molinaseca.
Después de las celebraciones de su 10º Aniversario, desde el Consejo Regulador pensaron que sería muy buena idea terminar esta campaña con la etiqueta 3 millones, haciendo partícipes a todas las personas que han participado en la promoción y desarrollo de nuestro embutido rey. Ahí fue cuando decidieron hacer una cata dirigida principalmente a periodistas, al Comité de Cata, al Comité de Identificación y a los industriales y para hacer partícipes al consumidor final, sacaron la idea de que la persona que comprara la etiqueta 3 millones tuviera un premio del Consejo Regulador, consistente en una cena en la que los productos del Bierzo iban a estar presentes.
CATA
Quizás la cata más popular es la del vino, pero la del botillo es la más singular. Todos los productos de calidad que tienen un Consejo Regulador detrás de ellos, que tienen una figura de calidad certificada, tienen que tener su hoja de caracterización de cata.
El botillo se cata en sus dos vertientes. La primera versión, se cata crudo pero en su fase visual y olfativa. Se ve externamente como está su configuración, el aspecto de la tripa, si hay mohos, si está duro, si está bien relleno porque si tiene huecos, tiene aire y eso significa que el botillo puede tener una mala curación. En cuanto al aroma, no puede oler mucho a tripa sino a embutido. Después ya se pasaría a abrir el botillo y ver el interior. Se mira como está la ligación de la carne y el adobo, que esté bien repartido y sea homogéneo. El color tiene que ser de un rojo vivo, del pimentón y del adobo, y tiene que llamar la atención por su viveza. Luego ya se comprueba la relación entre magro y hueso, donde debe predominar el magro sobre el hueso y después ya se mete la nariz para oler el adobo y el embutido.
La segunda versión, es el botillo cocinado, que es la más rica y la más agradecida gastronómicamente. Por lo tanto, ya se entra en la fase gustativa, donde se valora la jugosidad, la dureza, la fibrosidad y el sabor del producto. Otra parámetro que se valora es el aroma. Una cosa es el olor, que es lo que entra por la nariz de fuera a adentro, y el aroma es lo contrario, una vez que se ha comido el botillo, es esa sensación que va a la nariz, de dentro a afuera.