Las natillas, finas, suaves y dulces, resultan ser un postre irresistible.

Se  sitúa el  origen de este postre tan habitual en nuestras casas, en los conventos de la Edad Media, al ser sencillo de preparar, económico y tener un alto valor alimenticio. Aunque existe alguna otra teoría que  pone su origen en los reposteros franceses.

 

Con leche, huevos y azúcar, ingredientes básicos para elaborarlas, obtendremos unas natillas a las que no podremos decir que no.

 

Ingredientes

•       500 mililitros de leche

•       4 huevos

•       La piel de medio limón

•       1 cucharada de harina de maiz

•       75 gramos de azúcar

•       1 rama de canela

•       Galletas tipo maría

 

Elaboración

Empezamos poniendo a cocer la leche en un cazo junto con la piel del medio limón y la rama de canela. En cuanto comience a hervir, retiramos el cazo del fuego y dejamos infusionar la leche, con el limón y la canela, entre 15-20 minutos.

Cogemos los huevos,  separamos las claras de las yemas y mezclamos muy bien  en una fuente las yemas con el azúcar y la cucharada de maizena.

Cuando esté todo muy bien mezclado y  una vez infusionada la leche, sumamos la leche, colándola, para que no caiga a la mezcla ni la corteza de limón ni la rama de canela.

A continuación, ponemos el cazo con la masa al baño maría, removiendo suavemene hasta que notemos que espesa.

Ahora, repartimos las natillas en cuencos y coronamos cada cuenco con una galleta maría.

 

Tendremos que tener paciencia y dejarlas enfriar antes de probarlas.

 

¡Buen provecho!

 

YMI

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