Zaira Pardo. Un buen título lo dice todo y un dulce título dice mucho.
Si la cocina tiene su gran momento «gourmet», la repostería tradicional se ha convertido en estos años en algo” vintage”, que sigue de moda, pero que tiene en su hermana menor, la repostería gourmet, el verdadero relevo generacional.

Los que tenemos “algunos” años recordamos con nostalgia las llamadas pastelerías de barrio, que abrían los fines de semana, o eso te decían, cuando querías o soñabas con un pastel un martes; o las pequeñas panaderías, que los domingos, como días

https://gl.wikipedia.org/wiki/Biscoito#/media/File:P%C3%A3o-de-l%C3%B3.jpg
https://gl.wikipedia.org/

especiales, en un ya pasado lejano, hacían un roscón, con sus 12 huevos, o un pequeño bollo dulce, con el que celebrar el día importante de la semana.

Los roscones dieron paso a los bizcochos, los bizcochos a las magdalenas, y las magdalenas a los cupcakes.

Ahora mismo no hay buen restaurante que no tenga una buena carta de postres, como existe una carta variada de entrantes, primeros o segundos platos, o una selecta carta de vinos.

Es más, si existe un menú degustación de comida, también existe un menú degustación de postres. Y a mi modo de ver, totalmente necesario, porque si tan importantes son unos buenos manjares, totalmente necesario es saber cerrar esa comida, con un buen postre, porque seas de dulce o no, será lo último que recuerdes de esa comida.
Si eres de dulce, recordarás su sabor, y ese momento de placer, y si no eres tan “afortunado” recordarás su presentación, su originalidad, y ese saber hacer de un buen “maître”, como un dulce y perfecto “the end “a la comida.

Entradas relacionadas

Deja un comentario