La espelta, aparentemente similar al trigo, lleva muchos años entre nosotros. Se la considera como el origen de las variedades de trigo actuales.
Se encuentran referencias a su uso en el Antiguo Egipto, en China,…, donde, además de en la cocina, se utilizaba para la preparación de cerveza.
Con el paso del tiempo llegó a Europa y en la Edad Media se convirtió en el cereal con el que las clases más pudientes preparaban su pan.
En el siglo XIX comienza a dejar de utilizarse recuperando su uso en la actualidad gracias al reconocimiento de sus cualidades nutricionales.
Se trata de un cereal que soporta muy bien el frío y la falta de agua, presenta resistencia a las plagas y enfermedades con lo que se puede evitar el uso de pesticidas siendo así una variedad de trigo adecuada para el cultivo ecológico.
De sabor ligeramente dulce y con bajo nivel en gluten, es una buena alternativa para los que buscan opciones de consumo saludables a nivel nutricional y de salud.
Hay que tener en cuenta que este bajo nivel en gluten hace que, al hornear, no aumente tanto el tamaño del producto.
Ingredientes
3 huevos
1 yogur de limón
Con la medida del vaso de yogur
3 vasos de harina de espelta
1 vaso de aceite de oliva
2 vasos de azúcar moreno
½ vaso de leche de avena
1 sobre de levadura
Ralladura de un limón
Azúcar glas
Elaboración
Comenzamos poniendo en una fuente los huevos y el azúcar y batimos hasta que se hayan mezcladobien.
Pasamos a añadir el yogur, el aceite de oliva y la ralladura de limón batiendo de nuevo hasta que todos los ingredientes se hayan integrado.
A continuación, sumamos la harina tamizada y el sobre de levadura y mezclamos hasta que obtengamos una masa homogénea y sin grumos.
Mientras preparamos el molde que vamos a utilizar forrándolo con papel de horno, ponemos el horno a precalentar a 180 grados.
Una vez listo el molde, vertemos en él la masa y lo introducimos al horno entre 30-35 minutos.
Comprobamos si ya está hecho pinchándolo con un palillo.
Si no está listo, lo mantenemos entre 5-10 minutos más en el horno.
Si ya está listo, lo sacamos y dejamos que enfríe unos minutos antes de desmoldarlo.
Una vez frío, lo espolvoreamos con azúcar glas y listo para una merienda deliciosa.
¡Buen provecho!